Comienzo aquí mi andadura por el maravilloso mundo del blog, gracias a mis amiguitos los escritorcillos de mierda. No tengo demasiado que decir, como ellos, pero sí aprovecharé para expresar cada detalle que me marque y que considere relevante para futuras generaciones.
Capricho del destino o no, precisamente hoy que tomo esta decisión empiezo a leer el libro del Tao, y me ha marcado mucho más en un par de horas de lectura que muchos de los libros en los que he malgastando tanto de mi precioso tiempo.
Altamente recomendable para todo aquel con alguna neurona insatisfecha y con ciertas inquietudes filosófico-místicas, el libro comienza con un dicho popular en China (quién lo habra oido nunca...): "Confuciano de día, taoísta de noche".
Así dicen que debe ser el hombre perfecto. Por tanto, sólo nos queda la otra mitad para llegar destacar por nuestra "sobresaliente labor en el campo de la excelencia..."
Últimamente desarrollamos demasiado la parte confuciana (me incluyo como el que más, aunque yo he tenido la ¿inmensa? suerte de cruzarme con aquellos elegidos con un plus de taoísmo (en algunos casos una sobredosis) con respecto a la media.
Toda esta introducción sólo conduce al verdadero propósito de enmienda, es decir, a un intento de equiparar yins y yangs, y forzar a salir al taoísta que habita en algún lugar de mi inmenso interior.
Todo esto únciamente con la introducción del libro, ya veremos qué pasa cuando lo lea al completo. En el siguiente número intentará desgranar lo más relevante de este gran libro, a ver si pico a alguien a leerlo...
2 comentarios:
Enhorabuena, Mon.
A ver si va a resultar que tú también eres un escritorcillo de mierda...
Tiene buena pinta. Te tengo fichado. Te seguiré de cerca.
Espero que entre esos libros insustanciales que has leído últimamente no esté el mio, jejeje.
Yo también te tengo calado y estaré deseoso de comentar tus comentarios (con la consecuente redundancia) ánimo, saca al escritorcillo de mierda que llevas dentro...
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