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miércoles, 6 de agosto de 2008

"Confuciano de día..."


Como ya prometí al comenzar esta blogg, cerramos el círculo oriental con la otra moneda de su filosofía, el confucionismo. Perdón por la tardanza, ya sé que andábais impaciente por esta reseña y por ello no entrábais en el blogg; ahora esto se va a llenar más de que le Corte Inglés el 7 de enero...

Como reza el proverbio, el confucianismo es perfecto para la vida ordinaria de cualquier ciudadano, ya que es la doctrina del orden; durante 2000 años ha regido la sociedad China, su estrcutura, jerarquía, filosofía de vida social y ritos familiares y culturales en general. Y a pesar de la occidentalización, todavía se respetan muchos de estos principios Confucianos.

Nuestro prota y sus seguidores estructuraron de forma tremendamente rígida toda la sociedad, para que cada elemento cumpliera estrictamente con su deber y la comunidad se viera beneficiado de ello. Es de suponer que el individuo como tal sólo era útil en función de su aportación al Estado.

Eficacia, orden, seriedad, sobriedad... ésos sí que eran buenos funcionarios, y no los de la Provincial... el caso es que hasta antes de ayer el orden social sera la prioridad máxima en el pueblo chino, por encima de deseos y características individuales. La familia era un estado en miniatura, y por lo tanto la figura del padre debía ser la más repetada; por extensión, un gobernante era como un padre y debían portarse como buenos hijos. Ya habría tiempo durante la noche para el taoísmo...

todo resulta algo abstracto de explicar, mucho mejor será que empiece con las citas, aunque ahí tendréis que esperar a la siguiente reseña, que todavía no he terminado con los 4 libros de Confucio. Hasta entonces, paciencia caballeros.